La respiración es vida. Gracias a ella tenemos el oxigeno
necesario y sin ella todo terminaría.
La respiración juega un papel importantísimo
en el momento de meditar. Cuando meditamos y respiramos concientes de esa
respiración, nos enfocamos. Evitamos distraernos en otros pensamientos. Al
respirar y concentrarnos en la respiración logramos calma, quietud, relajación,
paz interior. El oxigeno es vital para el buen funcionamiento del cuerpo.
Nuestras células toman el oxigeno de nuestra respiración y se fortalecen, se
nutren de el Chi, Prana o Energía Vital. El respirar profundo durante la meditación
nos refresca la mente, nos ayuda a aclarar nuestro entendimiento.
Podemos vivir
algunas semanas sin comer. Podemos vivir días sin agua. Si nos falta el oxigeno
todo se acaba en minutos. Así de importante es el oxigeno y la respiración. La
respiración nos ayuda a controlar nuestros sentimientos y emociones. La
respiración nos va llevando en el proceso de meditación poco a poco a su propósito,
la conexión con nuestro ser. Cuando nos concentramos en la respiración nos
desconectamos del pasado y del futuro. Nos concentramos en el aquí y en el
ahora. Uno con la vida. Uno con el Interior. Vida pura en manifestación
consciente. La respiración es nuestra principal fuente de energía. Al meditar,
la respiración nos limpia, nos nutre, nos conecta y nos hace fluir uno con todo
y todo en uno sin separación, que es el fin y propósito de la meditación.
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